EL LLAMADO DE LAS TRES VIRTUDES
Es increíble lo que un estímulo como el reiniciar los talleres de escritura pueden hacerle a la musa creadora. En fin, esto es algo que debía haber completado hace mucho. Ahora sólo falta un último capítulo.
Escogieron
para combatir el llano que rodeaba la Cumbre del Florecimiento, en donde
Tritoch reposaba horas antes. Frente a frente, luego de un largo sueño y un
copioso desayuno, donde todos recuperaron sus fuerzas. Tanto héroes como el
némesis de turno.
-
Tú
ere Tritoch? – Le había preguntado Nica al enorme lobo negro, luego de haber
despertado acurrucada al pelaje de la bestia toda la noche, tras caer agotada
por la danza invocatoria. El animal asintió y tras eso se volatilizó dentro de
Trivarita, dando por completado el pacto. Su hermano y su prima felicitaron a
la niña efusivamente, y lo mismo hizo Sr. Puño.
-
Mirad
hasta dónde habéis llegado, mi pequeña. El legendario lobo de los tres
elementos, Tritoch. Maneja por igual fuego, hielo y rayos. Su poder mágico no
tiene comparación y por lo tanto sólo los versados en los tres elementos
presentan los requisitos para llamarlo de su descanso. Y muy pronto podréis
comprobarlo. Fuera os aguarda un oponente, que si bien es grosero y torpe,
guarda una fuerza descomunal y armas peligrosas.
-
B.
Hemoth… - susurró Nico con ademán de preocupación. Era el primer oponente,
exceptuando el dragón Panza Arriba, de tal tamaño y fuerza al que se
enfrentaban. Aunque ahora contaban con un contundente aliado, las cosas no iban
a estar tan sencillas.
B.
Hemoth los recibió con un desdeñoso eructo, aunque en su interior tenía un poco
de miedo, no sólo ante las habilidades de los niños, sino ante la paliza que ya
había recibido de Puño ayer. Decidió tener siempre la guardia arriba y escondió
sus temores bajo una cáscara arrogante.
-
AYER
ME TOMARON CON LA GUARDIA BAJA, PEQUEÑAJOS, PERO HOY NO COMETERÉ ESE ERROR.
SABRÁN DE LO QUE ES CAPAZ EL GRAN B. HEMOTH, AMO DEL VALLE DE LOS TRES PÉTALOS!!
Para
intimidar a sus oponentes, el gigante hizo girar un poco su brazo y lanzó un
golpe al aire. De sus guantes dorados surgió una onda de aire que fue cortando
limpiamente el suelo por donde avanzaba, hasta chocar contra la pared de piedra
más cercana. Incluso en la roca sólida dejó una hendidura de varios pasos de
largo.
-
MIS
GUANTES DE GENJI ME HACEN INVENCIBLE, SABANDIJAS! MEJOR ES QUE SE RINDAN DE UNA
VEZ Y ME DEN TODAS SUS COSAS Y EVITAREMOS LLANTO Y HERIDAS! – añadió el
monstruo carcajeando. Pero para su asombro, ninguno de los niños cambió su
rostro. De hecho, Nica, muy decidida,
dio un paso al frente.
-
NO!!
La firme
respuesta achicó un poco a B. Hemoth, quien por toda respuesta soltó un rugido
golpeándose el pecho con los guantes y luego entrechocando los nudillos. Se
había iniciado la lucha.
Nica,
invocando a Sylpho, dio el ataque inicial. Las alas del cóndor batieron el aire
lanzando un vendaval mezclado con rayos que cayó directo sobre el coloso. Pero
éste puso las manos al frente y sus guanteletes dorados dieron sólida defensa,
haciendo inefectivo el ataque. Tan pronto cesó el viento, Nico por un lado
golpeó la tierra con Bate de Gaia, aunque tuvo que apretar los dientes por el
dolor de la vibración. Rachel por otro lado atacó con las rápidas coces de
Sleipnir. Sin embargo, cada ataque fue neutralizado sin problema por un guante,
sea puesto contra el piso o haciendo barrera contra las cuatro pezuñas del
caballo. Era su turno de atacar. Empezó a girar ambos brazos como molinetes y
lanzó luego precedido de un grito dos ondas cortantes. Aunque lentas y
telegrafiadas por B. Hemoth, de no ser esquivadas el daño habría sido muy
serio. Tras lanzar su obús, el gigante volvió a levantar la guardia. Los niños
variaron su ofensa. Nico saltó y lanzó una andanada de batazos que habrían cada
uno destrozado troncos de árboles, mientras que Rachel mandó a Ursus con su
rugido aturdidor. Nica dio el remate con Undyne, quien surgió una ola de
granizo que dejó momentáneamente cubierto todo de escarcha lo que tocaba. Mas
los guantes dorados de Genji daban defensa impenetrable. Ni los batazos
hicieron mella, el rugido fue acallado tapándose los oídos, y la costra helada
sólo llegó a las manos.
B.
Hemoth volvió a lanzar sus oleadas cortantes que fueron igualmente esquivadas.
Tras un
tercer ataque de los niños, donde ni los furibundos batazos de Nico, ni los
rasguños de Bakkyo o la bola de fuego de Salamandra hicieron efecto; y el
contraataque asimismo cayó en cualquier sitio menos en su objetivo, dada la
torpeza del villano, dejó una atmósfera de rutina que contrarió a todos. B.
Hemoth volvió a su postura de defensa esperando nuevos ataques, y esta vez los
niños y su tutor se agruparon.
-
Ya
me abulí – cuchicheó Nica.
-
Es
verdad. No podemos vencerlo con esos guanteletes, y sus ataques son tan
anunciados y mal apuntados que difícilmente podrá hacernos daño – murmuró con
tedio Rachel.
-
Si
no fuera por esos guantes… - empezó Nico
-
La
lid está sumamente pareja, mis niños. A este paso todos estaremos agotados y
perderemos tiempo precioso. Si no vencéis a este gigante el avance se hará
tortuoso. Y con su defensa alta, tampoco es mucho lo que pueda hacerle mi
persona – acotó Puño.
-
Pero
yo pedo! – Dijo Nica, con los ojos luminosos. – Voy a intentá algo!
La
pequeña salió al frente, y el gigante se rascó la cabeza. Esa cosita diminuta
iba a dirigir el ataque esta vez? Igual se puso en guardia.
-
TRITOCH!!
Al
entonar el nombre, surgió del pentagrama el lobo, y saltó al lado de su
llamadora. Esta susurró algo al oído y el animal asintió. Soltó un sordo
gruñido, mientras de sus fauces ascendía vapor. Nico, Rachel y Puño ignoraban
las intenciones de la niña, pero desearon con todas sus fuerzas que la empresa
fuera exitosa.
-
Aúlla
blanco! – La bestia lanzó un grueso rayo de sus fauces que impactaron en la
defensa por un rato, y cesó. B. Hemoth sacudió sus manos, liberando chispas y
volvió a su pose.
-
Aúlla
azul! – Tritoch emitió una bocanada de vapor muy frío que dio de lleno en los
guantes escarchándolos. Tras frotarlos un poco y sacudirse el hielo, volvió a
colocarse en defensa. Y era lo que buscaba Nica. Esta vez ordenó al lobo con
todas sus fuerzas.
-
AÚLLA
ROJO!! – Luego de inspirar profundamente, el animal sopló un chorro de fuego
sobre el gigante, pero en lugar de cesar en su ataque, bajó la intensidad y se
concentró en los guantes.
-
Mantén
e ataque! – Tritoch siguió y siguió soplando fuego sobre su adversario. Las
llamas no pasaban la barrera de los guantes de Genji, pero sí hacían efecto en
el metal, que fue aumentando su temperatura hasta empezar a enrojecer por el
calor.
-
AAAAAAAYYYYYY!!!!
Con un
frenético manoteo, B. Hemoth sintió abrasarse sus manos dentro de los guantes e
hizo lo imposible para enfriarlos, pero la temperatura no bajaba. Luego de
retorcerse y sacudirse, finalmente los guantes salieron de su dueño y cayeron
cerca de los niños. Y redujeron su enormidad hasta llegar a la talla de un
adulto. B. Hemoth quedó con las manos ampolladas y muy dolorido se soplaba las
manos, al borde del llanto. Un gesto de Nica y Tritoch lanzó hielo sobre los
guantes, quedando fríos por completo. Los niños y Puño rieron a carcajadas.
-
Bravo
Nica! – Corearon al unísono Nico y Rachel.
-
Vuestra
astucia ha sido bien recompensada, mi pequeña. Habéis vuelto exitosamente la
impenetrable defensa del grosero contra él. Merecéis ovación! – luego puso su
atención en los guantes vacíos. – Los guanteletes Genji. Soberbias expresiones
de arte, que fueron sustraídas hace tiempo, y que tienen la facultad de
acomodarse al poseedor sin importar tamaño. Y veo ya, al vulgar perpetrador del
infame robo. Pues empleado tenéis vuestras heridas, so mangurrián atrevido!
Vuestro malhadado botín verá nuevo dueño ahora. Nico, calzaos los guantes, pues
ya veo el padecer que inflige en vos sacudir el suelo.
Sin
esperar, Nico obedeció. Tan pronto se colocó los guantes, estos ciñeron sus
manos confortablemente. Ahora no habría problema en sacudir tremores con el
Bate de Gaia. Decidiendo que el gigante estaba ya derrotado, las niñas se
aproximaron a su tutor, pero se extrañaron al ver avanzar a Nico al monstruo
que seguía soplándose ansiosamente las manos.
-
B.
Hemoth. Tú y yo, DECIDAMOS ESTO. – El grave y rotundo tono de voz empleado por
el niño consternó al resto del grupo. Y dio nuevos aires de lucha al gigante.
Al tiempo vieron cómo Bate de Gaia afilaba sus aristas y se ennegrecía, dando
aspecto de una alargada gema de obsidiana que refulgía oscuridad. Puño ahogó un
grito.
-
Condenación!
Los guantes de Genji insuflaron poder al bate quien ahora es BATSAMUNE el
Cortador! Pero tanta maldad del gigante contaminó y se transmitió al arma y a
su portador! NICO, SOLTAD EL ARMA! SU OSCURIDAD OS HARÁ…
-
Basta. – Al voltear el niño, vieron
horrorizados que su ceño estaba cruelmente fruncido, y de sus ojos salía un
brillo metálico. Y antes que pudieran hacer algo, el gigante ya estaba listo
para atacar.
-
ESO
ES MÍO, INSECTO! ME LO DEVOLVERÁS AHORA, ASÍ TENGA QUE ARRANCARTE LAS MANOS! –
Y se abalanzó sobre Nico, para aplastarlo entre sus zarpas, quien aún volteaba
frente al grupo. Pero antes que pudieran siquiera gritar para advertir, el niño
en un parpadeo había pasado fuera del alcance de B.Hemoth, y luego de dar dos
blandidas en el aire, la armadura de huesos y los ropajes del gigante cayeron
en fragmentos y jirones. Ni los bigotes, la barba y el pelaje se salvaron, pues
dejaron amplias zonas calvas, sobre todo en las posaderas. El dolor y la
vergüenza rebasó la resistencia del monstruo quien lloriqueó ruidosamente
tratándose de cubrir su desnudez lo mejor posible.
-
Ladrón. Bruto. Patán. Te voy a
acabar ahora mismo.
– Con Batsamune en alto Nico se fue aproximando al enorme y vencido B. Hemoth,
quien aterrorizado ante la mueca torva de su atacante, retrocedió arrastrándose
por el suelo. Poco ayudó tal acción pues el niño saltó hacia su pecho y levantó
su arma para dar el remate. En ese momento Puño cruzó veloz y arrancó el arma
del Nico.
-
Mi
niño, os confisco el arma! Estáis incontrolable! Niñas, ayudadme! –
Inmediatamente Rachel y Nica se lanzaron contra el violento chico, quien tras
pugnar un rato quedó tranquilo, desapareciendo la faz dura de su rostro.
B.
Hemoth no se quedó a ver cómo proseguía la cosa y, hecho un mar de llanto y
terror, salió despavorido. Seguros que no volvería más por el Valle de los Tres
Pétalos, Puño ofreció a cada niño un Beso de Mamá. Este favoreció sobre todo a
Nico, quien miró al resto como salido de un sueño.
-
P—por
qué me miran así? Qué pasó? Donde está B. Hemoth? Por qué no tengo mi bate?
Todo lo que recuerdo era que me puse los guantes y sentí mucho coraje…
Puño le
explicó que la maldad guardada todo el tiempo dentro de los guantes Genji había
corrompido su conciencia, volviéndolo un niño violento y deseoso de provocar
daño. Ahora toda esa energía maligna estaba centrada en Batsamune, volviéndola
un recurso de sumo poder y que inevitablemente otorgaría un revés en la
conducta de quien lo porte. Por tanto no podría usar su arma hasta hallar un
método para liberar la maldad contenida. Nico quedó cabizbajo, sintiéndose de
momento, inútil.
Rachel
mostró a todos un objeto brillante, que había recogido el día anterior luego de
la golpiza.
-
Miren,
esto se le cayó al gigante luego que le pegaste. Yo creo que hay que
devolvérselo. – Puño miró el objeto y quedó asombrado.
-
Una
manzana Hespéride! Mi princesa, a saber qué triquiñuela habrá empleado tal
majadero para hacerse con tan digno tesoro! No es merecedor de tanta bondad por
parte vuestra. Más bien propongo que la uséis en vuestro beneficio, y vaticino
un paso enorme en vuestro progreso.
Así
pues, Rachel dio de comer la manzana dorada a su peluche. Tan pronto Moggle
engulló la fruta, se iluminó con un resplandor que obligó a todos a cubrirse
los ojos. Cuando se apagó el brillo, quedaron boquiabiertos ante la efigie que
relucía ante ellos. Una figura femenina, rebosante de hermosura, con cabello
caoba que parecía latir de vida, vestida con un vaporoso vestido albo, con
cuatro esbeltos brazos. Su rostro estaba parcialmente cubierto con una tiara de
oro del que se desprendía un velo níveo sobre sus ojos. Tal era la gracia de la
aparición que los ojos de los niños se humedecieron de la emoción. Luego se
acuclilló, acarició con ternura la
cabeza y el rostro de Rachel, y la abrazó cariñosamente.
-
Mi
pequeña Rachel, habéis liberado la versión más poderosa de vuestro peluche
Moggle. Os presento a la señora blanca, Princesa Aigis. Y no subestiméis el
bello y frágil aspecto de ella, pues simboliza la pureza y la oposición al mal.
Ya el contacto con ella os nutrió de conocimiento, verdad?
La niña
asintió. Con el abrazo de Aigis, recibió el conocimiento de sus poderes.
Dirigiéndose a su aliada, le ordenó:
-
Aigis!
Saeta Alba!
Sus dos
brazos derechos refulgieron y formaron un cúmulo largo de chispeante energía.
Con un vaivén de los brazos, la saeta voló rauda al pilar del centro del valle,
que refulgió por dentro. Envanecido, habló Puño.
-
Guardáis
ahora un poder totalmente contrario a todo lo malo, Rachel. Sé que usaréis con
sabiduría. Ahora, mis queridos niños, habremos de buscar la forma de limpiar a…
-
NICO…
-
NICA…
-
RACHEL…
Cada uno
de los nombrados sintió en su corazón, antes que oír, las voces que los
llamaron. Instintivamente voltearon hacia el origen del llamado, Cumbre del
Florecimiento, en donde se había cumplido el ritual de invocación de Tritoch.
Sin dar tiempo a que Puño entrara en explicaciones, corrieron al interior de la
Cueva de la Siesta. Cuando llegaron al sitio donde Nica había efectuado su
danza en trance, vieron el suelo iluminarse nuevamente, que fue cambiando su
forma a un relieve triangular con cada punta erigiendo sendas columnas. De cada
una surgió una chispa brillante que fue a parar flotando frente a cada niño.
-
Hola Nico, soy Pureza – dijo a su interlocutor una
reliquia brillante que recordaba un dodecaedro diamantino. Tras eso, parpadeó y
se introdujo en un bolsillo de su pantalón.
-
Saludos Rachel, me llamo Inocencia – susurró a su vez un ornamento
que recordaba a una gota de agua engarzada en finos hilos de plata. Se enredó
en el cabello de la niña formando un prendedor.
-
Me llamo Alegría, Nica. Tanto
gusto – se
dirigió a la pequeña un ornamento en forma de un estallido de risas. Tras girar
un poco, se introdujo bajo el sombrero de bruja.
Eran las
Tres Virtudes del Niño. El refuerzo último para realzar su poder y equipararse
ante el Crecido.
-
Y
eso es todo? – resopló Rachel, pues tras recibir en su cabello la reliquia, no
sintió nada extraordinario. Los otros dos expresaron igualmente su desazón.
Puño procuró calmarlos.
-
Mis
queridos, no subestiméis a las Virtudes. Están hechas para surgir y otorgar
todo su poder cuando el momento llegue. De momento, se ha cumplido la petición
del gran Igg-Drasil, y finalmente os habéis hecho con tales joyas. Aunque queda
un último escaño que salvar. – Mostró el bate rebosante de energía oscura. – Mi
niño, esta arma no podrá ser empleada a menos que hallemos un recurso para purificarla.
-
Qué
opinas de eso, Puño? – Nico apuntó al centro del triángulo, que centelleaba de
albor.
-
Excelente!
Qué mejor sitio que la convergencia de las Virtudes para expiar esta negritud
que invade vuestra arma. Allá va!
Puño
lanzó a Batsamune al centro luminoso, que extendió filamentos de luz y atrapó
el arma. La luz empezó a penetrar el bate, lavando toda la oscuridad que
inundaba el objeto, hasta que la última mota oscura se volatilizó. Ahora
refulgía conservando su aspecto cristalino, y su empuñadura cambió a dorado,
con una cruceta en cuatro espirales. De la punta floreció una mano pétrea, que
se movería a voluntad de su dueño. La forma final de Batespada, ULTIBAT, había
surgido.
-
Nico,
valeroso y aguerrido! Mirad vuestra posesión, ahora más poderosa que nunca!
Ultibat, con su mano imparable, KAISERPUÑO! Aferradla!
Al
hacerlo, Nico notó no sólo un resurgir de fuerza, agilidad y resistencia
inmensos, sino que su traje también fue cambiando. Sólidas hombreras, peto y
rodilleras con aspecto alado cubrieron su cuerpo, además de unos gruesos
visores sobre su cabeza.
Nico,
con Ultibat, su armadura y sus guantes de Genji. Acompañado de Pureza.
Nica,
con Trivarita, Tritoch, Salamandra, Undyne y Sylpho. Acompañada de Alegría.
Rachel,
con Moggle en sus cuatro formas y su canto Sanasana. Acompañada de Inocencia.
Los tres
elegidos por Sr. Puño.
-
Cada
sacrificio, cada riesgo y cada aventura valió la pena, mis príncipes. Puedo
ahora calificaros como iguales ante el poder del Crecido, y dignos oponentes
del enemigo. Descansemos a plenitud hoy, pues mañana iremos a dar batalla. Todo
se decidirá de una vez por todas.
Los tres
niños dieron un grito de alegría. Por fin estaban a nivel de su enemigo final,
al cual enfrentarían en poco.
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